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Un hombre en tierras de folk y vientos de electrónica

Portaestudio y guitarra al hombro, hace más de cinco años que Lisandro Aristimuño dejó el suelo patagónico para venir a probar suerte en la Capital. Desde un bar en Almagro, le contó a Línea B cómo pasó de ser ese chico del sur a ser un hombre de la música.


Con la ñata contra el vidrio, en un azul de frío, Lisandro Aristimuño mira. No está afuera del bar. Hace ya unos años que mira desde adentro, que se sienta cómodo junto a la ventana, que es parte de la escena musical porteña.

Pero... ¿qué mira? ¿En qué piensa? ¿En el colectivo que pasa a toda velocidad por Yrigoyen? ¿En ese arreglito que ahora, después de que salió 39° , le hubiese gustado hacer? ¿En el sol que se asoma entre los edificios? ¿En lo poco que importa que uno sea del sur cuando le toca enfrentar el frío húmedo de Buenos Aires?

Es músico independiente y viedmense. Empezó de abajo, del sur, y con canciones que cuentan historias con imágenes, temperaturas, texturas, olores, en 2005 ya era, según la revista Rolling Stone, "el niño mimado del under porteño". A fines de mayo de este año presentó 39° en La Trastienda, tercer disco después de Azules Turquesas (2004) y Ese asunto de la Ventana (2005), y cerró una etapa, cerró "la trilogía", como la denominó. Ya no es aquel adolescente que llegó del Interior a probar suerte; es un músico formado que busca nuevos horizontes pero que sigue experimentando de la mano del folk y la electrónica.

Lisandro sigue en el café, sigue con la mirada perdida. ¿En qué piensa? Tal vez en Piano Bar. "¿Será que nací en el sur?", se preguntaba Charly García en ese disco de 1984.
-¿De dónde vienen tus canciones?
"Además de las imágenes, en el sur hay un olor distinto, una textura... el viento en la cara te lleva a muchas cosas. El frío, el dormir la siesta, el silencio, el conocer al otro e ir por la calle saludando. Eso se extraña muchísimo. Creo que mis canciones salen de eso. Del Río Negro. Salen del mate con los amigos, de estar en el verano sentado en la orilla con las patas en la corriente".

"¿Será que encendí la luz de tu amor?" (C.G.).
-¿Cómo empezó tu relación con la música?
"Mi relación con la música fue algo muy natural. Al tener a mi viejo músico y director de teatro, y a mi mamá actriz que también toca el piano, tenía instrumentos en casa desde muy chico. Pero no tengo en la mente un momento especial en que dije voy a ser músico. Un día empecé a tocar la guitarra y no me acuerdo cuando.
Sí me acuerdo de haber escuchado a Charly García desde muy chico. Piano Bar es uno de esos discos que me dio ganas de hacer música, de ser músico. Los Beatles también.
Spinetta, Almendra, toda eso se escuchaba en mi casa. Había una discoteca muy grande, y sobre todo había mucho folk. No sólo de Argentina; mucho folclore latinoamericano".

"Viudas de Nerón, amantes de Gardel / Suena un bandoneón, cerca del cabaret" (C.G). Lisandro piensa en Viedma, en el padre, y recuerda la primera vez que tocó sus canciones en público.
"Ese día estaba muy triste. Hice mis canciones en el 2000 y a fin de ese diciembre lo presenté en el teatro de mi viejo. Para mi era una necesidad de sacar algo que tenía adentro. Con mi mujer estábamos a distancia, ella se había ido a estudiar, yo me quedé en Viedma, y la verdad es que me costaba mucho. Entonces todas las canciones se trataban de eso, de extrañar a un amor.
Le dije a mi viejo '¿me das un par de fechas en el teatro?', y de repente me escuchó así, me escuchó cantar, me escuchó todo. Fue como un shock. Antes tocaba sólo covers. Mis amigos y mi familia quedaron muy sorprendidos, no sabían que estaba tan triste. Es que cuando hacía canciones estaba muy solo en mi pieza, con mi portaestudio grabando. Me daba vergüenza que alguien escuche.
Fue hermosa, aunque bastante caótica la situación. Pude canalizar a través de la música algo que me estaba pasando".

Los pasos del mozo que se acerca a la mesa interrumpen el hilo de la conversación, pero no mucho. Lisandro pide un café. Lejos quedó el mate en la costanera. Lejos quedó la Patagonia. Entonces cuenta la llegada a la Capital. "Coloca vitrina al sur / reloca titila luz, la ciudad" (C.G).
"Cuando llegué a Buenos Aires no tenía plata. Al principio estudié un año para maestro jardinero, para tener la música y dar clases. Después empecé a tocar a la gorra en bares de Palermo. Hasta animé fiestas de cumpleaños, pero todo con la guitarra y las canciones.
En seguida conocí a Tatu Estela, que fue el ingeniero de grabación de los tres discos. El tenía ganas de grabar y empezar a ejercitar todo lo que había estudiado, y yo necesitaba mucho de él para hacer Azules Turquesas. Tenía una computadora bastante profesional y el programa Pro Tools para grabar. Así que encontré como un aliado, un hermano.
Tenía algunas cosas grabadas con la portaestudio igual, con cassette, pero quería entrar a la ciudad y mostrar un disco que realmente suene bien. Eso me parece que es un buen consejo para los que quieren empezar. Cuando uno entra a luchar con esta ciudad, con tantas cosas y tanta gente, por lo menos el audio de tu disco tiene que estar a buen nivel. Porque cuando suena mal es una traba para grabar. Las discográficas tienen que poner plata, entonces si sonás mal les tiene que gustar muchísimo para grabarte. Incluso es una cuestión tuya, a cualquier músico le gusta sonar bien. Ahora con la computadora hay cierto nivel para poder grabar bien un demo, incluso venderlo".

Azules Turquesas, su primer trabajo, estuvo entre los mejores 50 discos de 2002 según la revista Inrockuptibles y la Rolling Stone, que también lo catalogó como el artista revelación del año. Además, fue nominado a los Premios Gardel como "mejor álbum artista/grupo de folklore 'Nuevas Formas' ".
Editado por el sello independiente Los años luz, Lisandro presentó Azules en lugares como La Trastienda Club y el teatro San Martín, junto a Kevin Johansen. También estuvo en el Chacarerean Theatre dentro del ciclo Música por la Indentidad organizado por las Abuelas de Plaza de Mayo, y en el Torcuato Tasso junto a Me darás mil hijos.

-¿Y qué te pasó cuando terminaste el disco?
"Terminé Azules Turquesas, salió, se editó y al toque empecé a hacer el otro. Pero a hacer canciones, no pensé en un disco en sí. Empecé a componer.
Intento componer todo el tiempo. Cuando llega un cierto punto digo que es hora de hacer un disco, agarro las canciones y armo un concepto general. Es como si tuviera un hijo. El tema del preparto, todo eso, me cansa un poco.
Después cuando nace ya está solo, crece solo, ya tiene su vida. Hay gente que le gusta más un disco que otro, yo en eso no me meto. Cada uno hace lo que quiere con las canciones, ya no tiene más que ver conmigo. Lo cierra el que lo escucha.
Ahora que terminé este tercero quiero disfrutar un poco de lo que hice y tocar mucho, que me motiva más que hacer un disco. Expresarme y que haya gente ahí es lo que prefiero de hacer música".

"Usa tu rubor, escoge tu disfraz / plumas de gorrión, sonrisas de zorzal" (C.G.).
En 2005 presentó el segundo disco, Ese asunto de la Ventana, y nuevamente fue elegido entre los mejores del año. Esta vez compartió escenario con Liliana Herrero, Mariano Fernández -cantante de Me darás mil hijos-, Cristóbal Repetto y Kevin Johansen.
En noviembre de ese año Lisandro participó del Laboratorio Ñ, una experiencia de convivencia y composición grupal en Cielito Records, en Buenos Aires, junto a otro artistas argentinos y españoles como Quique González, Ivan Ferreiro (ex Los Piratas), el grupo Amaral, Bersuit Bergarabat, Super Ratones y Adicta.
Durante febrero y marzo de 2006 hizo una gira acústica de 16 fechas por España, donde tocó solo y también abrió una serie de conciertos del español Ferreiro. Pasó así por ciudades como Barcelona, Madrid, Granada y Salamanca. A la vuelta, recorrió el Interior del país con los Azules Turquesas, su banda, y pasó por el Pepsi Music y el Personal Fest a fin de año. Al igual que en 2005, fue nominado para los Premios Gardel, pero esta vez por "mejor álbum artista masculino de pop".
En mayo pasado presentó 39°, disco que editó como los dos anteriores con el sello Los Años Luz, y que fue grabado en los estudios Circo Beat.

-¿Qué tiene de urbano el último disco, qué le pusiste de Bs. As.?
"En realidad con este último termina un ciclo. El adolescente del interior que viene a probar suerte con sus canciones termina con 39°. Es como si fuera una trilogía.
El primer disco era como una añoranza al sur, poder tenerlo presente aunque no este y ponerlo en mis canciones.
El segundo disco, Ese asunto de la ventana, es como una puerta más melancólica, el choque con la ciudad y la fobia que me agarró. Fue estar encerrado en casa por meses y componer canciones en un estado bastante enfermizo. No podía salir a la calle porque me daba miedo. De ahí salió, de ver todo a través de la ventana de mi departamento.
Ya en 39° le pude encontrar a la ciudad ese lado positivo. Esto de tener todos los fines de semanas espectáculos y gente para ir a escuchar que realmente te moviliza, hasta cosas gratis... me empecé a mover más y a encontrar el lado artístico. Por eso es un cierre: es poder encontrarle el lado más delirante, más de juego, más de inconsciente. Como una sensación de fiebre, ¿no? Poder jugar con que esos bondis, quizás sentir en el ruido alguna canción...".

"Jugar con esos bondis" dice Lisandro, y los colectivos corren como locos quién sabe con qué apuro. El café se termina, la charla también. Entonces se va; para Palermo dice, pero tampoco nadie sabe.
Lisandro recorre la tierra del folk mientras camina por las veredas de Buenos Aires. Dos metros sobre el piso va, casi volando por esos vientos de electrónica que pone en sus canciones.
¿Qué climas, texturas, melodías se estará imaginando? Quizás en el próximo disco nos enteremos.


Julieta Lucero


  • Nota de tapa del segundo número de Línea B, revista para todos los amantes de la música, el cine y el teatro que tengan ganas de leer algo nuevo con un toque de lo mismo.
  • Las dos primeras fotos son del blog de Lisandro azulesturquesas.blogspot.com
  • Las otras dos son del segundo y tercer disco.

Comentarios

  1. Apunto el nombre!!!!!!
    Buena nota
    Lucas

    ResponderEliminar
  2. Recién llegada a Buenos Aires, después de algunos días en Viedma canto bajito "hoy se respira viento sur, ese que nace del frío.." pero ya no es cierto, acá está bastante húmedo. Entro a casa y mientras me preparo el desayuno recuerdo que colgaste la nota de Lisandro y me siento a desayunar con ella.
    Muy buena Lucerito! empiezo sonriente mi mañana :)
    Besototes
    Leda.-

    ResponderEliminar
  3. Me melancolicé por lo que hablaba Lisandro, por cómo transmitiste esos sentimientos de él, por cómo reflejaste la atmósfera del lugar, etc etc etc. Una nota redondita, más aún para los que somos del surrrr
    se nota q le pusiste sentimiento!
    besotes!
    Nadi!

    ResponderEliminar
  4. jul,
    sabes lo orgullosa que me pone leer esta nota es tu creaciòn, tu gestiòn, sale de tus entrañas...y yo lo disfrute antes que lo publiques aqui!!! jajaja
    te felicito ju!
    abrazo!
    lumi

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