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Pelucas y peluquines para la señorita de las tres décadas

Una fauna interesante en una fiesta de cumpleaños increíble, que sólo se puede dar cuando nos hacemos grandes. ¡O viejos!

Los treinta no vienen solos. Traen amigos y familia, que del norte vienen marchando. Padres discretos y de los otros. Amigos lindos y de los otros. Gente simpática y de la otra.

Traen a un tímido Guido Suller y a su no tan tímido hermano mellizo, que sacude gato ajeno sin reparar en el precio. A una Jem and the Holograms, con aires de Lía Crucet que se esmera en parecerse a Barbie. A un repartidor de pizzas con pelo prestado, pero que bien podría ser propio.
A doña Florinda, que con ruleros y todo se las arregla para encontrar a un par de Girafales. A una Sher un poco tana, con pelos de colores y siempre firme junto a la barra. A un afro azul, provocador de suspiros y envidias que corre peligro constante de ser robado. A una gallina en la cabeza, ¿y a un bostero en el corazón?

Traen a rusos, portugueses, estudiantes y licenciados, trabajadores y jubilados. Amores viejos y amores perros. Y amores de grandes que conocieron chicos y de chicos que conocieron grandes.
Empanaditas de repulgue inexplicable. Quesos en diversas formas y colores, salmón sólo rosado, sándwichs de miga y pizzas. Y pizzeros. Sí, pizzeros.

Traen antifaces, serpentinas y, por supuesto, un “Bienvenidos” y un “Feliz Cumpleaños” en distintos sectores de la casa. Infaltables las narices de payaso, las monedas de chocolate, las piñatas y los forros.

También traen vodkita con hielito, limoncito y agua tónica, esta vez. Así que vodka tonic, gin tonic, cuba libre, daiquiri, cerveza, fernet, vino, champagne. Y vasos de vidrio, y vasos de plásticos, y vasos vacíos pero por muy poco tiempo.

Y traen abrazos, y besos, y felicidad, y un poco de inconsciencia, aunque se cree que no deberían. Los treinta traen una muy buena fiesta de pelucas bajo el brazo y mucha gente linda con quien compartirla.

¿Quién dijo que hay que sentirse mal por cumplir años? Nuestra señorita de la tercer década, que no está en una relación, le pese a quien le pese, ha demostrado lo contrario. Para los incrédulos, hay registro fotográfico.


Julieta Lucero.

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