Qué horriblemente complicado es decidir la cara del blog cuando uno no se siente como para salir de casa. No. No es una irracionalidad lo que acabo de escribir.
Hay gente que se levanta para ir al trabajo y se pone lo primero que encuentra. Hay gente que se levanta dos horas antes de lo que debería para elegir qué ponerse. Hay gente que no tiene para elegir, y otra que no tiene trabajo. Lo mío es una cuestión de energía.
¿Dormí bien o me duele la espalda? ¿Tengo tiempo de tomar un mate o voy a hacer pasear a la taza de café con leche por toda la casa mientras me preparo? ¿Soñé con mi ex o con el número que gana la lotería? ¿Hace frío y hay sol, o son las siete de la mañana y ya hay gente con olor a chivo?
Todos factores determinantes de mi humor y, como consecuencia de ese estado de ánimo, el tipo y color de ropa que use esa mañana. Y tarde. Y noche. Porque a veces el proceso se repite. Un ejemplo: cuando fue un día de trabajo horrible y la remera y el pantalón que tengo puestos tiene una insoportable vibra de mala onda.
Pero bueno, toda esta explicación para decir que con la cara del blog me pasa lo mismo. Hoy se parece un poco más al color del diario que me gustaría tener todos los días arriba de la mesa, justo a la derecha de las tostadas con el dulce de mi madre, que tuve tiempo de hacer para el desayuno.
Estoy en piyamas. River va perdiendo. Llueve. El mate ya está frío y casi lavado. Enconces, o leo un libro, o miro una película, o me apoyo contra la ventana como el gato del balcón de enfrente y miro la gente que pisa baldosas flojas sin siquiera reirme.
O cambio los colores del blog con ánimo de no salir de casa y después estudio.
Quedó de invierno y recién empieza la primavera!
ResponderEliminarhermoso,
ResponderEliminarme identifo con vos mucho ju, muchas de las cosas que decís me pasan, creo que es muy cierto lo de la energía.
muchas imágenes, me encantó el texto, y el final desde "river.."