Imaginar, imaginar, imaginar...
Los huesos de una mano que suenan hasta casi quebrarse. La agudeza de la tiza rayando el pizarrón. Una garganta que traga. El pelo con gel del pibe que recién empieza a trabajar. Tic-tac-tic-tac, la lapicera del nervioso. Las pelusas que aparecen debajo de la cama. El golpeteo constante de un pie descargando energía. Una pava con agua que hierve a punto de estallar. El que suelta el caño del colectivo para comerse la uña del pulgar derecho. Pisadas de alguien que no vemos.
La vieja que te mira desde un balcón cuando cruzás la calle. El perro que ladra del otro lado de la puerta. La gata alzada que llora como si fuera un bebé. Los restos de jabón derretido que quedaron en el lavamanos. El círculo sobre la mesa que dejó un vaso con agua fría. Los lentes sucios de tu compañero de trabajo. El bostezo con sonido y el bostezo sin sonido. El olor dulce del sache de leche sucio cuando lo sacás de la góndola. La pila de papeles que no querés tirar pero que seguro la semana que viene van a estar en el tacho de basura. Agua que cae en un vaso cuando tenemos sed.
El muñequito peludo colgando del celular de la chica que pasa. El pelo que está pegado a la bañadera y nadie saca. Las luces violetas del colectivo de línea que nos lleva a casa. La desaparición misteriosa del precio de la remera que queremos comprar justo cuando no sabemos si nos alcanza la plata. El mechoncito rebelde que se escapa del rodete de la farmacéutica. La que se quedó dormida con la boca abierta. El que te mira y se da vuelta cuando lo ves.
El murmullo de los que no escuchan y el silencio de los que no hablan. Y la costumbre de poner atención a las cosas que nos molestan, y dejar pasar los detalles que merecen ser vistos.
Publicado en Portalreconquista.com.ar el 10 de marzo.
Foto del blog jorgeserranos.blogspot.com, pero desconozco origen.
La vieja que te mira desde un balcón cuando cruzás la calle. El perro que ladra del otro lado de la puerta. La gata alzada que llora como si fuera un bebé. Los restos de jabón derretido que quedaron en el lavamanos. El círculo sobre la mesa que dejó un vaso con agua fría. Los lentes sucios de tu compañero de trabajo. El bostezo con sonido y el bostezo sin sonido. El olor dulce del sache de leche sucio cuando lo sacás de la góndola. La pila de papeles que no querés tirar pero que seguro la semana que viene van a estar en el tacho de basura. Agua que cae en un vaso cuando tenemos sed.
El muñequito peludo colgando del celular de la chica que pasa. El pelo que está pegado a la bañadera y nadie saca. Las luces violetas del colectivo de línea que nos lleva a casa. La desaparición misteriosa del precio de la remera que queremos comprar justo cuando no sabemos si nos alcanza la plata. El mechoncito rebelde que se escapa del rodete de la farmacéutica. La que se quedó dormida con la boca abierta. El que te mira y se da vuelta cuando lo ves.
El murmullo de los que no escuchan y el silencio de los que no hablan. Y la costumbre de poner atención a las cosas que nos molestan, y dejar pasar los detalles que merecen ser vistos.
J.L.
Publicado en Portalreconquista.com.ar el 10 de marzo.
Foto del blog jorgeserranos.blogspot.com, pero desconozco origen.
Hacía mucho que no leía algo tuyo tan lindo.
ResponderEliminarMUY BUENOOOOOOOOOOOOOOOO
ResponderEliminares como que hubisese resumidos todas mis fobias en tan lindas palabras LOVE U
la que no saber ser anónima
Gabriela
Cuántos anónimos.
ResponderEliminar¿la pelusa en el ombligo?
Hay algo que me molesta mucho: mi viejo.
Hay algo que miro y no veo, o veo y no miro: mi vida.
Pará, no es que sea Billy Corgan ahora y vaya a hablar de lo cruda que es mi vida eh.
¡Beso!