Ir al contenido principal

Descripción de una escuelita de verano

Cusco, 11 enero de 2010. “Escuelita de básquet de verano”, decía el cartel frente al Coricancha. Había que atravesar una puerta metálica, recortada de un portón de chapa más grande listo para el esténcil. Entré.

Niños cusqueños jugando al básquet, unos cuarenta. Un profesor cusqueño y seis padres cusqueños mirando. O tíos cusqueños. O hermanos cusqueños. Yo, no.

Había una docena de gradas de cemento que bajar hasta llegar a la cancha. Un pozo. Del otro lado, una subida empinada absolutamente verde. Una casi pared de pasto nuevo, pero espeso. Un verde recién llovido. El pasto terminaba unos veinte metros arriba, en unas casas de material marrón, quizás adobe, interrumpido por colores irrespetuosos. Eran casas irregulares, algunas de dos pisos, otras de tres, otras en plena construcción.

Puerta, niños, profesor, padres o tíos o hermanos, todo en repetitivo movimiento. Las personas en línea recta llegando, bajando y sentándose. Un puñado de rebeldes tirando al aro uno tras otro en perfecto círculo. Los cuarenta aprendices yendo y viniendo por el ancho del predio. El entrenador haciendo sonar el silbato en equivalentes espacios de tiempo. Y el señor. El señor tenía su propio ritmo. Unos sesenta años, buzo de algodón blanco, pantalón gris arremangado, sandalias de cuero oscuras. Una mano que sostenía un gran bulto sobre la parte superior izquierda de la espalda, la otra que agarraba con violencia los pastos débiles de la casi pared verde recién llovida. Caminaba en diagonal. Avanzaba tan lento que mirarlo fijo era no verlo subir.

Naranja las pelotas, gris la cancha, marrones las casitas, verde el pasto, blanco el buzo del hombre, gris sus pantalones arremangados. Un lugar común entre colores cotidianos, en una ciudad que había sido el centro del universo inca, el escenario del derrotero colonial y el teatro del egoísmo turista.

“Escuelita de básquet de verano”, decía el cartel de la entrada. Y salí.

Desde Coricancha. José Ponce, 2008. A la derecha, blanco, el portón.

Por Julieta Lucero. Publicado en julio de 2013, en almacendeviajes.net

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nuevo director de Comunicación de la UBA ganó por la mitad de los votos

  Polémica por los resultados de las elecciones en la Facultad de Sociales de la UBA. Los números ya están publicados en el sitio web www.fsoc.uba.ar Opinión va, opinión viene, las voces que cuestionan la legitimidad del director electo de Ciencia de la Comunicación, Glenn Postolski, ya aparecieron: quien quedó en tercer lugar, Carlos Mangone, obtuvo el doble de votos que el que salió primero. El sistema es por claustro, no elección directa. A favor del sistema de elección o en contra, estos son los resultados.                                                                    Elecciones 2009: Director de carrera Candidatos                Alumnos        Graduados     Profesor...

Una de Quino, con dedicatoria

Con amor, a quien corresponda.

¡Con la libertad de expresión no, eh!

  Con el amigo, con el primo, con la hermana, con la madre. Pero con la libertad de expresión no, eh! Acerco la contratapa de hoy del diario Crítica de la Argentina. Razones para oponerse Podría seguir enumerando. Todas las razones para oponerse son válidas. Pero no digan más que se oponen a la ley en defensa de nuestra libertad de expresión. Ustedes y nosotros sabemos que no es cierto. Por Reynaldo Sietecase Los dirigentes políticos que se oponen al proyecto de Ley de Medios Audiovisuales pueden utilizar múltiples argumentos:   Porque no creen que sea necesario modificar la ley de la dictadura militar (esta semana cumplió 26 años desde que la firmó Jorge Rafael Videla). Porque piensan que no existen posiciones dominantes en el mercado de la comunicación y, en consecuencia, no hace falta regular nada. Porque creen que lo de los monopolios es un verso. Porque el cambio de reglas lo impulsa el gobierno nacional y no creen que nada que provenga del oficialismo pueda te...