Estaba leyendo sobre Alfonsín, los colegios en Floresta y Pedro Saborido -las pestañas del Firefox suelen representar en cuántos temas se puede dividir mi cerebro, o no-, cuando me llamó Anita. Me invitaba a caminar hasta Plaza Francia para conseguir pan relleno porque no había almorzado. Un par de llamados de por medio, agua en el fuego, y partimos.
Tarde hermosa para musculosa y zapatillas.Y para lo que uno elija pornerse en el medio. Más mochila, más mate, más termo, más cámara de fotos y algunas monedas en el bolsillo. Limón no, porque no íbamos a una marcha.
Las 25 cuadras hasta llegar a Recoleta fueron muy... reflexivas. Fue un repaso de qué habíamos hecho hasta estos veintipico de años que nos tocaban vivir y cómo planeábamos nuestro verano en función de qué queríamos hacer a partir de agosto con el resto de nuestras vidas. Así, sin comas, hablamos de planes y grandezas. Y de que no queríamos que quede sólo en palabras.
Cuando llegamos a Plaza Francia, nos encontramos con Kira y Luis. Se reían mucho y pensamos que de nosotras, que los teníamos enfrente y no los veíamos. Pero no. Se reían de los tres floggers que se habían bajado antes del colectivo y, en lugar de estar en la fría plaza de cemento en que se convierte el shopping gris un domingo de sol y verde, eran tres tipos con pantalones demasiado ajustados, que se chocaban a todo el mundo porque no veían una verdadero carajo con ese gato en la cabeza. Así de violenta era la risa, así de justa la descripción.
Una vez dados los respectivos besos y explicaciones, salimos en busca de un poco de pasto sin caca, ni barro, ni gente, aunque mojado, porque por la lluvia y la asesina humedad de los últimos días, no se podía pedir otra cosa. Y encontramos.
El señor Músico con remera de guardavidas nos recibió con Seguir viviendo sin tu amor, de Spinetta. Mi tema del verano pasado. ¿Una señal? ¿Una pista de que tenía que pensar el futuro en relación al pasado, en el invierno en relación al verano y, entonces, tomar las mejores decisiones de mi vida y ser feliz Por siempre, Mujercitas? No. Un buen tema, un poco desafinado y cantado al estilo Silvio Rodríguez, pero por sobre todo, una muy buena y adolescente canción.
Entonces nos sentamos y empezó la ronda de mates . Y la ronda de charla, todavía sin pan relleno, pero con mucho, pero mucho existencialismo para tanto presente.
Tarde hermosa para musculosa y zapatillas.Y para lo que uno elija pornerse en el medio. Más mochila, más mate, más termo, más cámara de fotos y algunas monedas en el bolsillo. Limón no, porque no íbamos a una marcha.
Las 25 cuadras hasta llegar a Recoleta fueron muy... reflexivas. Fue un repaso de qué habíamos hecho hasta estos veintipico de años que nos tocaban vivir y cómo planeábamos nuestro verano en función de qué queríamos hacer a partir de agosto con el resto de nuestras vidas. Así, sin comas, hablamos de planes y grandezas. Y de que no queríamos que quede sólo en palabras.
Cuando llegamos a Plaza Francia, nos encontramos con Kira y Luis. Se reían mucho y pensamos que de nosotras, que los teníamos enfrente y no los veíamos. Pero no. Se reían de los tres floggers que se habían bajado antes del colectivo y, en lugar de estar en la fría plaza de cemento en que se convierte el shopping gris un domingo de sol y verde, eran tres tipos con pantalones demasiado ajustados, que se chocaban a todo el mundo porque no veían una verdadero carajo con ese gato en la cabeza. Así de violenta era la risa, así de justa la descripción.
Una vez dados los respectivos besos y explicaciones, salimos en busca de un poco de pasto sin caca, ni barro, ni gente, aunque mojado, porque por la lluvia y la asesina humedad de los últimos días, no se podía pedir otra cosa. Y encontramos.
El señor Músico con remera de guardavidas nos recibió con Seguir viviendo sin tu amor, de Spinetta. Mi tema del verano pasado. ¿Una señal? ¿Una pista de que tenía que pensar el futuro en relación al pasado, en el invierno en relación al verano y, entonces, tomar las mejores decisiones de mi vida y ser feliz Por siempre, Mujercitas? No. Un buen tema, un poco desafinado y cantado al estilo Silvio Rodríguez, pero por sobre todo, una muy buena y adolescente canción.
Entonces nos sentamos y empezó la ronda de mates . Y la ronda de charla, todavía sin pan relleno, pero con mucho, pero mucho existencialismo para tanto presente.
Ja ja, lamentablemente el existencialismo reina, y mas en los "pre - comunicolocos". Sufro lo mismo que vos, en cuanto al que hacer, y sucede que casualmente "seguir viviendo sin tu amor" fué un tema que me quemó la cabeza a la hora de reflexionar que carajo hacer con esa cosa que llamamos "amor". Y así ir pariendo un montón de dudas y de cuestiones, aunque los floggers siempre están para sacarte una risotada en un momento de escalofriantes miedos.
ResponderEliminarSaludos Julieta, soy la columnista molesta que apareció de imprevisto en el programa de Lula :)